domingo, 30 de junio de 2013

Remember en Rojo y Blanco

Todos hemos tenido una primera vez en la vida. Nuestra primera palabra, nuestro primer juguete, el primer día de colegio, la primera novia. Los atléticos, además, compartimos el mismo sentimiento. La primera vez que este club nos erizó la piel y nos hizo sentir ese amor a unos colores que siguen en las entrañas de todos los aficionados.

Nuestros colaboradores, una vez más, nos cuentan sus experiencias.

''Podría hablar de muchos momentos, pero..'' Por @ima_etxega

Podría hablar de muchos momentos. De la primera vez que subí las escaleras del fondo norte para ver con mis propios ojos un partido de fútbol desde allí, desde el Vicente Calderón. Como vislumbraba lentamente el Estadio apareciendo sobre mis retinas y como mi corazón latía muy deprisa. Esa sensación es impresionante. Y lo mejor es que no pasa sólo una vez, pasa cada vez que enfilas los escalones para sentarte en tu butaca. Es único. El partido era en Segunda División. Yo tenía 9 años. Perdimos contra el Rayo Vallecano 0-2 creo recordar. Mi ídolo era Hasselbaink, vaya fuera de serie.

Podría hablar también de aquel partido de infarto en Copa del Rey ante el Recreativo. El Atleti debía remontar 3 goles en contra. Lo hizo. Se puso 4-0, pero como marca la historia, las cosas aquí no son tan fáciles como parecen. Los andaluces marcaron un gol y tuvo que ser Simao, de falta, el que llevase al éxtasis a la grada. En mi vida había presenciado algo tan grandioso.

FOTO: colchonero.com
Aunque el momento más mágico pudo haber sido en el sofá de mi casa. Mientras en Anfield, el Liverpool nos ganaba 2-0 en la prórroga de semifinales de Europa League. Torres en la grada lesionado. Necesitábamos un gol. Y llegó. De él. El futbolista del que ando enamorado. Diego Forlán puso la primera piedra del que hoy es el Atleti de Simeone. Aquel gol lo viví con un estallido de felicidad que no he sentido ni con la Copa del Rey ganada en el Bernabéu. Eran años de muchas decepciones. Aquello fue el comienzo. Pero tampoco lo más bello.

Podría hablar de muchos momentos, pero... el más especial para mí se dio un 6 de abril de 2008 en el Estadio Vicente Calderón. Allí estaba yo. Ganamos 6-3 en un partido auténticamente loco, como marca la historia de nuestro club. Pero no me quedo con el resultado allí vivido. Ni con haber grabado un par de goles con una cámara realmente vieja. Me quedo con que allí, ese día, conocí a una persona muy especial. Se llamaba Helena, con 'H', por supuesto. Y ahora descansa en el tercer anfiteatro de nuestra casa. Una atlética de pura cepa, asturiana como la que más. Ese día y ese partido quedarán guardados. Porque el Atlético siempre ha tenido un ángel especial a la orilla del Manzanares, pero desde ese momento, tiene dos.



''Mi primera vez'' Por @donluis_20

Corría el 25 de Agosto de 1997, se disputaba la vigésimo quinta edición del Trofeo Villa de Madrid. Los contendientes, Atlético de Madrid e Inter de Milán. 35.000 espectadores copaban las gradas del templo aquella noche de verano, pero me aventuro a decir, que de esas 35.000 almas, había una a la cual le hacía verdadera ilusión estar allí aquella noche. Esa alma de la que escribo, es de quienes les habla. Mi primera noche en el Estadio Vicente Calderón.

Tenía poco más de 6 años por aquel entonces. Recuerdo el viaje en coche con mis padres. Recuerdo llegar a los aledaños de nuestra casa y sonreír. Recuerdo entrar por aquella puerta, subir las escaleras y por primera vez, ver ese verde del césped que asoma nada mas enfilar las escaleras del vomitorio, sentir su ambiente mágico aun siendo un torneo de verano. Sentí que algo crecía dentro de mi. Desde ese preciso momento, nada ni nadie pudo, puede ni podrá arraigar de mi corazón y de mis más lindos recuerdos como le decía a mi madre ilusionado lo grande y lo bonito que era aquello. Recuerdo que estaba muy ilusionado por ver a dos de mis ídolos, un tal Milinko Pantic y otro tal Juninho. Fui a ese partido con mi bufanda y con un cuaderno con toda la portada dedicada al yugoslavo. 

Esa noche, el Atlético de Madrid salía con Molina, Aguilera, Geli, Andrei, Santi, Vizcaíno, Juninho, Lardín, Kiko, Pantic e il Capo Vieri. Por parte del Inter salieron: Pagliuca, Bergomi, Mezzano, Sartor, Don Diego Pablo Simeone, Galante, Djorkaeff, Zanetti, Ganz, Ronaldo y Winter. Ganamos 1-0 con gol de Vieri y, según he podido leer en alguna que otra crónica de aquel memorable partido, dimos un baño a los neroazurros, con un Ronaldo Nazario desdibujado y con un Atleti que bordaba el fútbol. Les dejo un enlace de YouTube con el resumen de aquel partido:


Si les soy sincero, no recordaba nada de eso. Recordaba algunos nombres rojiblancos, pero nada del resultado. Esa noche estuve más pendiente de dos jugadores en concreto y sin recordar mi cara podría decir que sería de absoluta felicidad y perplejidad al ver y sentir por primera vez la casa a la que actualmente habito cada fin de semana, cada martes, miércoles o jueves, haga sol, haga frío, llueva o nieve. Era la primera vez que escuchaba cantar al Frente Atlético, la primera vez que vivía un partido en directo. Uno de mis primeros recuerdos de felicidad. No hay nada más bonito que la sonrisa de un niño, dicen, y yo lamento discrepar con tal afirmación y añadir que no hay nada más bonito que la sonrisa de un niño cuando por primera vez, sus ojos se llenan de ilusión e irradian ese brillo especial al entrar de la mano de sus padres o sus abuelos a su casa, donde tantos y tantos sentimientos se juntan en ese par de segundos donde tratas de asimilar el magnífico escenario que se planta ante ti. 

No hay nada más bonito que ser del Atlético de Madrid. No hay nada más bonito que amar a un escudo y unos colores desde bien renacuajo, y no hay nada más bonito que sentir esa misma emoción, ese mismo cosquilleo en el estómago y ese mismo orgullo cuando hoy día te ves reflejado en la cara de aquellos niños que a penas levantan un palmo del suelo y ves su rostro plagado de felicidad, por un motivo, un sólo motivo pero tan grande como el Atleti, pisar por primera vez tu casa y sentir que ya eres alguien y que formas parte de algo. De algo muy grande y para toda la vida. Parte de la gran familia a la cual estoy orgulloso de pertenecer.

Jamás se me olvidara aquella gran noche de verano. Hoy mediante nuestro blog, lo he podido compartir por primera vez. 16 años han pasado desde entonces, y pasen otros 16 y otros 16, que aquel 27 de Agosto de 1997, nunca se irá de mi memoria, de mi corazón, de mi alma. 



''El día que me enamoré'' por @rubenaleti

A mis 34 años he vivido muchos momentos inolvidables en rojo y blanco, he visto ganar copas del rey, 2 de ellas al eterno rival y en su casa, he visto campeonar una liga y varios títulos europeo, la caravana del centenario. No todo podría ser bueno claro, también he visto como descendíamos a segunda división, he vivido despedidas de ídolos y perdidas de finales. Pero de lo que hoy les quiero hablar, es del día en que me enamoré del Atlético de Madrid. Del día en que dejó de gustarme, de ser una afición y paso a ser una pasión, a ser puro amor. 

Tendría yo apenas unos 5 o 6 años y me dirigía al Vicente Calderón acompañado de toda mi familia, padre, madre y hermano. Teníamos las localidades en la grada alta de la parte del Calderón que está separada del resto del estadio, la que está encima de la M-30. Yo tengo gran vértigo  un miedo brutal a las alturas y por aquellos entonces, no se ahora porque hace mucho que no paso por esa zona, las escaleras tenían los peldaños abiertos y se veía lo que había abajo, es decir, el río. Yo me paralice y fui incapaz de subir las escaleras, mi madre todavía se parte de risa cuando recuerda que al decirme mi padre que el me cogía para subir, yo le respondí que no, que así pesábamos más y nos caeríamos. Ante mi imposibilidad para acceder a mi zona, mi madre optó por hablar con un portero para que me dejase acceder al fondo sur, que allí estaban mi tío y mis primos, pues es allí donde tenían su asiento como socios. El portero accedió y no creo que nunca haya llegado a saber ese hombre el virus que me inoculó esa acción. 

Una vez calmado miraba a todo el mundo que se apostaba en las gradas, por entonces de piedra, del Vicente Calderón. Todo el mundo con sus banderas y sus bufandas rojiblancas y entonces llego el momento. Los que estaban en la zona del tunel de vestuarios empezaron a alborotarse, el estadio entero empezó a agitarse y justo cuando el equipo iba a saltar al terreno de juego corriendo hacía el centro del campo para saludar, como se hacía antiguamente, mi primo, aunque sea primo me saca 16 años, me agarro y me subió a sus hombros, yo quedaba una cabeza por encima de los demás y en ese momento comenzaron los acordes de nuestro himno, el público recibia al equipo al grito unisono de ¡¡¡¡Atleeeeeti!!!! y empezaron a caer sobre mi cabeza papelitos, al más puro estilo de cancha argentina, que apenas me dejaban ver como esos jugadores se dirigían corriendo hacia el centro. No recuerdo mucho más de ese día. 

No recuerdo como fue el partido, si ganamos, pedimos o si jugamos bien. Solo recuerdo que desde ese día hasta hoy, no ha habido un momento en que el Atlético de Madrid no haya estado presente en cualquier acto de mi vida. Ese sentimiento que me impulsó a recortarme las pagas semanales que me daban mis padres para abonarme y llevar así 27 años de socio. Ese fue el momento en que nació el amor, el momento en el que me enamore de estos colores.


''Europa League 2010'' Por @GerardoTamarit

Mi primer gran recuerdo, en los 12 años de vida que tengo, fue la Europa League 2010. Aquella Europa League que le ganamos al Fulham con 2 goles de Diego Forlán. Menudo partidazo aquel. Me recuerdo con la equipación del Atlético de Madrid. La equipación de Forlán, llevaba puesto el brazalete y las medias del Atleti. Oficialmente estaba listo para vivir el partido como si fuese yo el que lo estaba jugando.

Antes de dar las alineaciones ya me habia comido las 10 uñas de las manos. Con 9 años por entonces era un puro saco de nervios. El primer gol a la media hora de Forlán. Estaba siendo un partidazo y a los 6 minutos empata un tal Davies. Me acuerdo que sobrevivimos gracias a De Gea y a Dominguez que hicieron un partidazo. Seguia sufriendo, que en fín, es una de las desventajas de ser colchonero ¿no? Somos unos sufridores.

Minuto 116. A algunos os recordará al gol de Iniesta en el Mundial. A mi me recuerda a la jugada del Kun Agüero, pase a Forlán y Forlán gol. Explote de alegría. Sabia que era el primer de muchos títulos que iba a conseguir el Atleti. Termina el partido y me di cuenta de que tenía una fiebre altísima pero yo sabia que venia de la alegría de haber ganado la Europa League. Al final no era de alegria sino de anginas pero daba igual. ¡El Atleti habia ganado un titulo europeo!


Mi primer día en el Vicente Calderón, Por @sirCordo


Un 18 de octubre de 2008, el Atlético de Madrid se enfrentaba al Real Madrid en el primer derbi de esa temporada, la 2008/2009. La tercera de Agüero, y la segunda de Diego Forlán. Ese día también era mi primer partido en el Vicente Calderón, con 12 años recién cumplidos. Yo solo era un niño inocente en mi primer año de ESO, con la ilusión de un pequeño la noche de Reyes.

Agüero y Ramos | FOTO: futbolreal.com
Íbamos mi padre, mi hermano, mi cuñado y yo, en bus con una peña de un pueblo de Córdoba. Llegamos a Madrid a eso de las 15:00h, el partido era a las 20:00h. El resto de peñistas se fueron a conocer Madrid, nosotros nos quedamos por los aledaños del Calderón.

Hicimos el tour del museo y luego compramos algunas cosas en la tienda. Yo era el niño más feliz del mundo, no estaba nervioso por el partido como en cada derbi, más que nada estaba ansioso de entrar por fin al templo, a nuestra casa… al Vicente Calderón, donde tantas hazañas hemos conseguido y tanto hemos sufrido.

No hacía otra cosa que dar vueltas alrededor del estadio con mi cuñado, para hacer más amena la espera. Estaba más contento que nadie, simplemente por pasearme por los aledaños del Calderón una y otra vez, algo que deseaba desde pequeño.

Por fin se acercaba la hora del partido y entramos al estadio. Conforme subía las escaleras, mi sonrisa se ampliaba más y más, hasta llegar a la puerta de entrada a la gloria, al sitio más bonito del mundo. Atardecía en la capital de España, y el Calderón se ponía más precioso por momentos. Se me quitaron los nervios, pero nada más ver a los jugadores saltar al campo, mi corazón rojiblanco se puso a 100.

Empezó el partido y en el minuto 1, el mítico Ruud van Nistelrooy, marcó el primer gol del partido. Yo, la verdad, es que estaba más pendiente de la gente y del Frente Atlético que del partido. Minutos después Perea fue expulsado y, acto seguido, van Nistelrooy también se fue a la calle. Los dos equipos estaban con 10. El partido seguía cuesta arriba para el Atleti pero yo seguía con mi sonrisa en la cara, porque por fin había conseguido lo que siempre he querido.

Heitinga y Drenthe | FOTO: Vavel
El marcador no se movió hasta los últimos minutos de la segunda parte. Falta al borde del área madridista, Simao cogió el balón y la puso donde él quiso, imposible para Íker Casillas. 

Pero, como en muchos derbis, la suerte no estaba de nuestro lado. Heitinga hizo penalti a Drenthe en el último minuto. Gonzalo Higuaín lo transformó y perdimos 1-2. Un derbi más que se nos escapaba, pero yo seguía siendo el niño más feliz sobre la faz de la Tierra. Nada más acabar el partido, volvimos a Córdoba. El viaje de vuelta fue largo, pero jamás mi sonrisa había relucido tanto.

Fue mi primer y único partido en el Calderón, y a día de hoy, con casi 17 años, sigo con la misma ilusión que con 12, y que con 5. Sé que pronto volveré y deseándolo estoy. No hay lugar en el mundo donde más a gusto esté que en ese estadio, en el Vicente Calderón.



Recuerdos menores de edad, Por @EmilioCabrera7

Todos recordarán la temporada 99/00,aquella trágica campaña en la que descendimos a los infiernos, sin embargo yo puedo decir que durante ese año empecé a conocer el cielo. Ese día de Reyes del 2000 con mis 3 años, casi 4, me colocaría mi primera camiseta rojiblanca, aquella que nos mandó a segunda, aquella que hace que ahora mismo esté escribiendo estos renglones.

Fueron años nublados en mi memoria, apenas recuerdo ver algún partido al medio día orgulloso con mi padre, sin embargo recuerdo en 2003 es descuento en el Bernabéu. Perdíamos 2-1 y apenas faltaban segundos cuando el árbitro pitaba una falta, algo lejana, pero capaz de darnos el empate. Recuerdo que Albertini se colocaba, mientras yo a mis 6 años salía del bar comiéndome las uñas, recuerdo que tomaba carrera cuando yo arrepentido intentaba entrar para ver el lanzamiento y recuerdo al balón golpeando la espalda de Casillas desbordando mi alegría. Apenas se consiguió un punto, pero yo empezaba a conocer cómo era este equipo. 



Podría hablar de mi primer partido oficial, que aunque suena raro no fue en el Calderón y aunque suena más raro aún, fue en Carranza, con aquel Cádiz recién ascendido. Pues bien, conseguí entradas para ir a ese partido con mi padre, en el fondo sur, donde se encuentran las Brigadas. Estaba desbordado, no sabía qué mirar, a la grada, al campo, a la afición del Atleti…Era mi primer partido en directo. Aquello me puso la carne de gallina y aunque el 1-1 supo a poco, el resultado era lo de menos.

Fueron años con más pena que gloria, pienso y me acuerdo de esas clasificaciones para la Champions, de mis faltas a entrenar para no perderme ese himno en el Calderón, me acuerdo de Schalke, PSV, Oporto… Nada de ello comparable a lo sentido en 2010 con mi primer título, tras ese gol de Forlán en Anfield siempre diré que es el que más he celebrado, esa prórroga interminable, ese balón en largo que controló el Kun, esa mirada hacia el área, esa bota de Forlán. El móvil me echaba humo, se habían acabado los años de sequía, la gente me felicitaba, yo descubría lo que era ganar. Sin duda un año muy especial en mi vida rojiblanca, a los 14 años había conseguido conocer a ese Atlético del que hablaba mi padre. Apenas duró una semana, al miércoles siguiente, mis primeras lágrimas de tristeza, se nos había escapado la Copa del Rey.

He hablado antes de mi primer partido oficial y es justo que lo haga ahora del segundo. Tampoco fue en el Calderón, el escenario era el Benito Villamarin, tres días antes habíamos entrado en la final de la Europa League y esta vez, sí, estaba en la zona visitante. Si disfrute con 10 años, en este, a pesar de tener 16, disfruté aún más. Era consciente de todo, de nuevo mi padre de acompañante y un partido que merecimos ganar y aunque nuevamente empatamos con un gol de Falcao en el descuento he de decir que pocas veces me lo he pasado tan bien. Además, puedo decir que presencié en directo el debut de un genio, Óliver Torres. No cuento nada de esa Europa League ni de la Supercopa, porque ustedes como yo, conocen esa historia.


Video grabado por mí en el Benito Villamarín

Tras esto, llegó 2013,este año conseguí, tras muchos intentos, convencer a mis padres para visitar nuestro estadio. Más ilusión que nunca, un buen cartel con el Atleti-Valencia, aunque tengo que confesar, que en ese viaje, no era el Atleti lo que más ilusión me hacía. Este equipo es muy especial, este equipo allí me dio a la persona más especial que tengo y es un partido que siempre me quedará en la memoria por lo que significó y significa a día de hoy. Evidentemente con ella, lo primero que hice fue visitar a Neptuno y que nos diera el visto bueno. Poco después comenzó a llover, bueno, más bien diluviar, pero aun así, yo veía el Calderón mas esplendido que nunca. Todo aquello era impresionante, en la tienda ni siquiera sabía hacia donde mirar, evidentemente me llevé mis recuerdos y conservo hasta las bolsas. Una vez ya con mi padre, me dispuse a entrar, el corazón se me salía por la boca hasta que terminé de subir las escaleras y vi aquello que durante 17 años había soñado. El partido no fue nada del otro mundo, de nuevo me llevé un empate injusto a casa pero el resultado no es lo que recordaré de ese día ya que lo que conocí ese día me hace recordar todo lo demás. Puedo decir, que lo que tengo, en parte, es gracias al Atlético de Madrid.  



Conociendo un sentimiento inexplicable, Por: @alvarosg_93


En octubre de 2001, con el Atleti en Segunda y teniendo yo 8 años, llegó a casa mi abuelo, que es del Athletic de Bilbao, con dos entradas que le había dado un buen amigo suyo para un Atlético de Madrid – Albacete. Mi padre no lo dudó dos veces y decidió que al día siguiente acudiéramos ambos por primera vez al Calderón.

 Cogimos los bocadillos y partimos desde Segovia en un viaje de una hora que seguro se me hizo eterna. La dificultad para encontrar aparcamiento propició que llegáramos tarde al Manzanares, y mientras buscábamos nuestra puerta escuchamos el rugido desde dentro de todo el estadio debido a un gol de Aguilera en el minuto 8.

Era pequeño, pero recuerdo perfectamente la sensación que da ir subiendo las escaleras del vomitorio y descubrir la inmensidad del Calderón. La misma sensación que he tenido las otras diez o doce veces que he vuelto a acudir al templo del Glorioso. Para un niño que no es de Madrid, acostumbrado a vivir rodeado de madridistas en el colegio, contemplar a 55.000 de los tuyos es un sentimiento inexplicable.

El partido acabó 3-2, y no recuerdo más que un grito de Movilla debido a una dura entrada en el centro del campo, que escuche perfectamente ya que nuestros asientos estaban prácticamente a pie de campo. También recuerdo a Torres y a Stankovic, que eran de los pocos que conocía del equipo por entonces.
Pasé gran parte del partido mirando a la gente, me quedaba embobado viendo al fondo sur cantar al unísono y mostrar a la vez sus bufandas. El espectáculo sin duda estaba en las gradas, más allá de ver luchar en el campo a un jovencísimo Fernando Torres.

Casi 12 años después, aquel equipo de segunda división del que se burlaban los niños madridistas en el colegio, se convirtió en finalista de Copa del Rey, contra el eterno rival y en su estadio. Junto a un amigo, fui a Madrid sin entradas, esperando vivir la previa rodeados de cánticos colchoneros. La sensación de ver a miles y miles de atléticos ir de Plaza Castilla al Bernabéu fue la misma que tuve en 2001 al entrar por primera vez al Calderón y ver a la gran familia colchonera. Pero esta vez ante un reto muy superior a un partido de liga contra el Albacete. 

Después de un largo rato de búsqueda y ya sin esperanzas, encontramos dos entradas de las más caras por poco más de 90 euros en zona neutral. Ya había estado en el Bernabéu viendo un España – Suecia hace 7 o 8 años, pero la sensación no fue ni parecida al ver todo un fondo rojiblanco.

Diez minutos antes del comienzo no me creía lo que estaba viviendo. Sabía que algún día contaría a mis hijos y nietos mi historia sobre aquel 17 de mayo de 2013, donde finalmente rompimos la racha de 14 años sin ganar un derbi. 14 años que valieron por un título de Copa.

Hay muchos momentos que pueden describir ese día tan perfecto, pero me quedo con el instante en el que todos los jugadores comienzan a ir al vestuario, y Koke sale al centro del campo, coloca una bandera del Atlético de Madrid y se arrodilla para besarla. Puede parecer un gesto para caer bien a la grada, pero no es así. Koke es uno de los nuestros y lo hizo con el corazón, como lo hubiéramos hecho cada uno de los aficionados de este club. 

Hace 12 años con el Albacete, y hace 1 mes contra el Madrid, el sentimiento era el mismo, pero el orgullo de club grande de verdad nunca lo había sentido como este año tras la Copa del Rey y la clasificación a Liga de Campeones. Y lo hemos conseguido, como dice el himno, derrochando coraje y corazón, de la mano de un argentino que siente el Atleti como el que más.


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