Diego Costa celebrando uno de sus goles | FOTO: AS |
El encuentro empezó con más intensidad de la esperada un 18 de Agosto en la capital de Andalucía. Dos equipos sumergidos en un ida y vuelta que se alimentó a base de maderas. Primero, un cabezazo de Bacca, que se estrelló en el travesaño. El colombiano viene, junto con Kevin Gameiro, a hacer olvidar a Álvaro Negredo. Fue de más a menos y acabó siendo superado por una pareja de centrales, Miranda y Godín, que siguen fieles a sí mismos. Después, David Villa, previa gran jugada en ataque de los rojiblancos, buscaba las cosquillas a Beto desde fuera del área y acababa encontrándose con la manopla del arquero primero, y con el palo de la portería sevillista después.
Lo que vino luego, fue un carrusel. Diego Costa afilaba las garras en un saque de esquina que peinaba Miranda. La afición sevillista volvía a encontrarse con su bestia. Un delantero que empezaba a desquiciar a todo el que vistiese de blanco sobre el verde del Sánchez Pizjuán. Poco duró la alegría. Un recuperado Perotti se sacaba un latigazo desde fuera del área, con la ayuda de la dejadez de los mediocentros atléticos en la presión, para doblar la mano a Courtois y empatar el encuentro. Un toma y daca que se merecía un descanso.
Diego Costa celebrando el 0-1 | FOTO: MARCA |
El joven canterano no tuvo miedo al resultado ni a la plaza en la que le tocaba torear. Como sucediese la temporada pasada en la primera jornada de Liga (Levante 1-1 Atleti), tenía media hora para cambiar el guión del choque. Si en aquella ocasión no funcionó, si lo hizo en esta. Con descaro y sin complejos, empezó a pedir el balón a sus compañeros y se marco una jugada marca de la casa que bien vale una entrada.
Hubo tiempo para presenciar las elegantes carreras de Leo Baptistao y de dar descanso a David Villa para la primera batalla del miércoles, contra sus ex.
Ahí se acabaron las opciones de un equipo que aún necesita rodaje para que las caras nuevas se acomplen a lo que Emery pide. Pero no así las del Atlético, que cuando huele sangre, se lanza a su presa sin remedio. Cristian Rodríguez, refresco natural de Simeone, galopó la banda derecha y tras dejar a dos defensores sentados, marcó el definitvo 1-3 que hizo justicia en un partido que nos deja tres titulares:
1. El Sevilla tiene equipo y estará en la pelea. Su declaración de intenciones bien vale seguirlos de cerca.
2. El Atlético de Madrid sigue siendo el Atlético de Madrid. Bloque defensivo irreductible. Ayudas en la presión y dinamita arriba.
3. Le buscaron, le buscaron y le buscaron pero se dedicó a lo que mejor sabe hacer, fútbol. Diego Costa se encuentra muy cómodo jugando en campos con la gente en contra. Es su habitat natural. El lagarto asaltó el Pizjuán, otra vez.
Por Imanol Echegaray
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