martes, 22 de octubre de 2013

Austria de Viena 0-3 Atlético de Madrid: mayores, críos y un abusón

Diego Costa en el primer gol | FOTO: Ángel Gutiérrez
MARCO | Saben esos minutos finales antes de que suene la campana que te devuelve al aula y que mata el recreo, esos minutos que dan vida a los chavalillos de tercero de primaria. Donde tú eres el de sexto de primaria y le dejas dar cuatro patadas a los críos de tres cursos inferiores para que sepan qué es jugar con los mayores y así demostrar tu superioridad (y presumir cuando llegues a casa, no nos engañemos). Pues parecido le ha tocado vivir al Atleti de Simeone en la noche de Champions y en un escenario con grandes recuerdos. 

Porque el Atlético de Madrid fue un equipo mayor, serio y con bestias que le dejó participar en el recreo a un equipo con nombre en su país pero con un nivel muy inferior al equipo español. No opuso mucha resistencia el Austria de Viena al Atlético, un equipo que el calificativo de madres les daría un toque bastante agresivo del que son en realidad. Y eso contra el Atleti es un regalo para los muchachos de Diego Pablo.

No tardó el equipo de Simeone demostrar que ellos son los de sexto de primaria, y más si tienen al más alto y fuerte del colegio en sus filas. Un grandullón que juega incluso tocado y que no tiene piedad. Se llama Diego Costa y hoy se ha presentado en Europa haciendo lo mismo que hace en competición doméstica: abusar de sus rivales. Sin piedad, como he dicho. Y si ese grandullón tiene al lado a los dos hombres más listos y talentosos de la escuela pues entonces la cosa es más descarada. Porque ir por Europa con Koke y Arda es como ir a la gala de los Oscar con Scarlet Johansson del brazo, sabes que nunca fallarás. Un lujo. El primero lo demostró en el primer gol: pase al hueco a Filipe que, con la generosidad que le caracteriza, dejó sólo ante las redes a un Raúl García que siempre está en el momento y en el lugar adecuado. Y el segundo dando calma y calidad al encuentro aunque al final se dejase llevar por él. Ni diez minutos llevaba el partido y el Atleti ya se había cansado de jugar con el Austria de Viena.

Raúl García tras marcar el primero || FOTO: terra.com
Diego Costa, en otra afán de generosidad, quiso demostrar a sus rivales de cómo se arranca desde tu propio campo y se acaba en una esquina celebrando un gol. Como un caballo desbocado encaró, tumbó y sentenció. En la misma portería en la que Fernando Torres cinco años atrás tumbó a Lahm y unió en un mismo grito a todo un país. En la misma.

La sensación de sentencia era un hecho, los minutos pasaban y sólo un larguerazo de Hosiner aceleró el partido pero tan sólo se quedó en eso, en un larguerazo. Pudo ser el picante que necesitaba el partido pero para los intereses del Atlético lo mejor es que la madera actuase.

La segunda parte fue parecida: el Atleti dominador, el Austria de Viena con más espíritu que cabeza y, de nuevo, el mismo, el abusón del recreo cortando cualquier abismo de esperanza austriaco. Diego Costa volvió a tocar el balón, iniciar una jugada de combinación y acabarla tras un buen pase de Insúa –que sustituyó a Filipe en el descanso-. 0-3.

Diego Costa celebrando uno de sus goles || FOTO: elpais.com
Diego Costa, esa mala bestia que no escucha los lamentos rivales y que le da igual que el partido esté adormilado que acelerado. Diego Costa no es casualidad. Es un animal que continúo jugando con el tobillo tocado y siguió derrumbando rivales como si de críos de tercero se tratasen.

Ahí sí que murió el partido y el Austria de Viena, como ese niño impotente ante la superioridad del mayor, esperó al sonido de la campana. El Atleti también, siempre al ritmo del toque, el mismo toque que cinco años atrás conquistó España en esa fantástica Eurocopa.


En el mismo escenario donde un atlético conquistaba Europa, una bestia brasileña y atlética empieza a asustar por Europa. En el mismo escenario donde un sabio de Hortaleza y atlético dirigía la orquesta mejor tocada en Europa, un argentino tocado por la chispa de Dios y atlético dirige un ejército que sigue paso firme por Europa. 

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